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4.10.08

Mirando hacia atrás con ira. Una conversación con Paco Erice.



La memoria histórica esta de moda. No sólo en España sino en todo el mundo. Algunos incluso hablan de un “boom” de la memoria. Los supervivientes, y los hijos y nietos de las víctimas del Holocausto, de las dictaduras latinoamericanas, del apartheid sudáfricano, del imperialismo japonés o del franquismo español se han venido organizando en las últimas décadas en movimientos sociales que piden la revisión del pasado, el recuerdo de los que lo sufrieron, y en el fin de la impunidad de los represores. El historiador asturiano Francisco Erice, profesor en la Universidad de Oviedo y miembro de la Fundación de Investigaciones Marxistas, se ha dedicado en los últimos años a estudiar esas “batallas por la memoria”.

El llamado “boom de la memoria” puede ser también la resaca de un siglo de violencia y totalitarismos.

La memoria suele articularse en torno a grandes traumas colectivos y al recuerdo de las víctimas, y en ese sentido el siglo XX es un siglo perfecto para hablar de violencia, aunque por supuesto no sea la única centuria violenta de la historia de la humanidad. Hay otros procesos culturales que también son propicios a la exaltación de la memoria. Pienso por ejemplo en lo que decía un filósofo como Walter Benjamin. Para él la memoria es siempre la memoria de los vencidos, en contraposición a la historia, que es algo escrito por los vencedores. En Benjamin la memoria es ante todo el recuerdo de aquellas batallas que se perdieron. El “deber de memoria” es la obligación moral de recordar a estos perdedores. Un recuerdo que siempre alimenta las nuevas luchas de los “herederos” de aquellos que fueron vencidos.

¿Qué funciones política tiene entonces la memoria?

La memoria cumple funciones ambivalentes, por un lado esa de rearmar las luchas del presente con el recuerdo de las vías muertas, de las utopías del pasado que no llegaron a triunfar…pero a veces tiene también una función escapista. Refugiarse en el pasado puede ser una forma de no afrontar los retos del presente. Una suerte de vía de escape, de refugio confortable ante un presente en el que las cosas no van como quisiéramos que fuesen…

También parece que vivimos un momento de nuevo protagonismo de las víctimas…

Ese fenómeno es cierto. El hecho de ser víctima da un plus de legitimidad o de razón moral que al final termina convirtiéndose en un elemento que actúa en contra de la comprensión racional de la víctima. El hecho de ser víctima no da ningún derecho o legitimidad para decir como debe construirse el presente o el futuro. El hecho de ser víctima da “derecho” a la compasión, a la solidaridad, o al reconocimiento, pero eso no significa que uno por el hecho de ser víctima tenga más razón. Por ejemplo, el ser víctima de ETA no debería darte más derecho que a otro ciudadano para decidir como debe resolverse el problema de la violencia, o si debe haber o no un proceso de negociación… Y eso pasa también con los testigos, aún más cuando son testigos y víctimas a la vez. A menudo el testigo convierte su situación peculiar, lamentable desde el punto de vista humano, en una especie de posición privilegiada para hablar del pasado. La víctima es creíble, por decirlo de alguna manera, y eso termina neutralizando la posibilidad de analizar críticamente los periodos del pasado en que estos individuos fueron víctimas. La historia acaba siendo sustituida por una especie de discurso moral.
También estoy de acuerdo con lo que dicen las Madres de Plaza de Mayo, “los desaparecidos” no son las víctimas porque les hayan cogido al azar, sino que lo fueron porque les derrotaron, porque tomaron partido. Si no reconstruimos los motivos que les llevaron a ser víctimas, estaremos haciendo un flaco favor al conocimiento histórico.

Tal vez nos haga falta cierto distanciamiento…

Como decía Marc Bloch tenemos que saber no solamente si Robespierre fue bueno o fue malo, tenemos que saber qué fue Robespierre. A veces más importante que la compasión o la solidaridad con las víctimas es saber los mecanismos que operaron en el pasado. No basta con decir se exterminó a la población indígena cuando llegaron los colonialistas. Eso está bien, pero tenemos que comprender la lógica histórica que hubo detrás de eso. Si nos quedamos en la mera compasión estamos amputando una parte de la realidad que nos puede ser tremendamente útil para comprender el pasado y construir el futuro. La postmodernidad nos esta llevando a una crítica de la realidad cada vez más moralista y menos objetivista. Entiendo que la dimensión moral es imprescindible, pero si no va unida a un intento de comprensión racional del proceso histórico estaremos haciendo un flaco favor al entendimiento de por qué las víctimas fueron víctimas.

La memoria del Holocausto es uno de los casos más perversos de utilización del recuerdo de las víctimas…

Es el típico victimismo que suele estar presente en casi todos los nacionalismos. Como hemos sido un pueblo perseguido ahora tenemos derecho a perseguir a otros. Al final esto se convierte en una especie de disputa tribal por el territorio. Como a nosotros en el pasado se nos negaron nuestros derechos, ahora nosotros tenemos derecho a negárselo a otros. Los mártires se convierten en el fundamento de los proyectos políticos del presente, por eso los mausoleos y los museos son algo tan presente en las culturas nacionalistas. Aún así no quiero señalar sólo los excesos de la memoria histórica, también hay modos legítimos y positivos de reivindicar la memoria de las víctimas, que claro está es algo muy necesario.

Últimamente se ha extendido el concepto de “holocausto negro” para referirse al esclavismo, y ahora en Liverpool se va abrir el primer museo dedicado a la esclavitud y el comercio de africanos. Eso me recuerda lo que dice Reyes Mate, que la memoria de Auschwitz alimenta otras memorias…

Los traumas colectivos alimentan la memoria de otros traumas. Los acontecimientos pasados se reinterpretan al calor de otros nuevos con los que establecemos analogías. Se produce una resignificación de los mismos. Me parece interesante lo que dices sobre el museo de la esclavitud, porque resulta necesario reactivar la memoria del colonialismo ahora que se está perdiendo y los neoconservadores están recuperando el orgullo colonial. En el caso de Margaret Thatcher eso fue evidente. Discursos del tipo de “el colonialismo en el fondo no fue tan malo”, “llevamos allí la civilización y mira lo mal que les ha ido desde que nos fuimos” se vienen generalizando desde los años 80. En este sentido recordar lo que realmente fue el colonialismo no vendría mal frente al proyecto de absolverlo de todos sus crímenes y horrores.

Tú sueles decir que los vencedores también tienen su propia memoria…

Eso es evidente. La glorificación del pasado al servicio de los poderes establecidos es algo casi tan viejo como el mundo. Desde el Egipto de los faraones y las estelas victoriosas de la roma imperial los poderes han utilizado el pasado para legitimarse ante los súbditos a través de relatos apologéticos, conmemoraciones, monumentos… En las sociedades burguesas el Estado se convierte en un auténtico aparato de producción de memoria colectiva. Además aparecen nuevas posibilidades como la educación, la propaganda, los nombres de las calles… En oposición a esta memoria hegemónica entran en conflicto las memorias contra hegemónicas de los perdedores. Es lo que estamos viendo en España con el debate sobre la memoria histórica, porque el franquismo ya se encargó de producir desde sus inicios sus políticas de memoria a través de los discursos, las fiestas, los monumentos… Hablar de la memoria en términos puramente “benjaminianos” equiparando memoria colectiva a memoria de los vencidos es reducir la complejidad de la cuestión.

70 años después los libros sobre la guerra civil se venden como rosquillas y el tema no deja de levantar pasiones…

Bueno, por un lado se está produciendo un cuestionamiento del pacto de olvido de la transición, sobre todo por parte de los jóvenes, y de aquellos que están desengañados de la democracia realmente existente. Esto hace que se busquen referentes políticos en el pasado, como fue la II República. Por otro desde los medios conservadores se ha dado una reacción que tiene mucho que ver con lo que es la llamada historiografía revisionista sobre el fascismo, desarrollada sobre todo en Alemania e Italia. Además las asociaciones por la recuperación de la memoria han dado a conocer datos sobre la represión que si tal vez no eran novedosos para los historiadores, sin embargo no eran tan conocidos por el público general. Las polémicas sobre la guerra civil se han entrecruzado significativamente con los avatares políticos del país, sobre todo durante los gobiernos de Aznar. Esta atención mediática ha permitido que se publiquen muchos libros sobre la guerra, y que algunos se hayan convertido en auténticos best sellers. En general predominan los libros poco rigurosos, y por ambas partes, aunque también es verdad que se ha abierto un hueco editorial para que cosas más interesantes lleguen a un público amplio.

¿Cómo ves la ley de la memoria del gobierno?

La ley de la memoria pretende ser una ley de circunstancias para contentar a unos y a otros. En un determinado momento al PSOE le interesa sacar el tema de la memoria de la guerra como forma de presentar al PP como los herederos del franquismo, y esto le lleva a hacer determinadas concesiones a lo que es el movimiento social por la recuperación de la memoria histórica. Sin embargo este movimiento tiene un contenido que desborda lo que son los límites de la política del PSOE, principalmente porque pide la revisión implícita o explícita de la transición. Así que el Gobierno intenta hacer una ley que contente a las asociaciones sin disgustar demasiado al PP. Al final no satisface ni a unos ni a otros.

Una última pregunta, ¿qué opinas sobre una polémica sobre la memoria histórica de signo muy diferente como la que se está dando ahora mismo en Polonia? Los siniestros hermanos gemelos que rigen ese país del este europeo plantean una depuración de todos los funcionarios con pasado comunista y quieren quitar las pensiones de guerra a los veteranos de las Brigadas Internacionales.

Se está dando un fenómeno curioso en Polonia. Es una iniciativa de tipo anti totalitario, pero resulta que paradójicamente sus promotores aprovechan la ocasión para cuestionar todo lo que fue la lucha anti fascista. Los países del llamado socialismo real tuvieron una vertiente positiva, que está en el antifascismo de sus orígenes, y otra desdichadamente negativa que fue la imposición de modelos que genéricamente podríamos denominar de tipo estalinista. Pero con esta iniciativa al atacar el socialismo real se está metiendo en el mismo saco todo lo que fue el antifascismo, por ejemplo quitando las pensiones a los polacos que lucharon en las Brigadas Internacionales junto a la República en la guerra civil española. Además al contrario de por ejemplo el movimiento social por la recuperación histórica de España, que sólo busca esclarecer la verdad, aquí la cosa tiene un carácter revanchista muy distinto contra los que a veces simplemente vivieron en aquel régimen y se acomodaron a las circunstancias. Es un revanchismo ultrareaccionario que va más allá de lo que puede ser la comprensible reivindicación de la memoria de las víctimas del estalinismo. Sobre el carácter de la Liga de las Familias y las gentes que hoy gobiernan Polonia resulta elocuente ver que junto a los rojos los homosexuales se han convertido en objetivo a vigilar por estos gobernantes.
será un libro, aún en proceso de escritura, que esperemos pronto vea la luz.

(La entrevista completa para EL VIEJO TOPO)

www.elviejotopo.com/web/archivo_revista.php?arch=933.pdf

29.8.08

Slavoj Zizek:La ideología funciona cuando es invisible



x Francisco Javier Ferreyra

En el impronunciable nombre de Slavoj Zizek se encierran según muchos autores algunas de las claves para comprender los problemas más acuciantes de la actualidad. Si bien publicó gran cantidad de libros y artículos en su país de origen, es a partir de la edición en inglés de El sublime objeto de la ideología, en 1989, cuando se convirtió en una figura indispensable para los debates intelectuales, en especial en los círculos marxistas y psicoanalistas.

Zizek se apropia de Hegel, de Marx, del idealismo alemán y hace un uso provocador de los conceptos de Jacques Lacan para pensar las contradicciones de la actualidad. Profundamente preocupado por la política (fue candidato a presidente de Eslovenia), las paradojas de la democracia, por las formas de dominación y los efectos en el cuerpo social, la atracción de la obra de Zizek se funda en la capacidad para ejemplificar los arduos y abstractos problemas de la filosofía y del psicoanálisis con ejemplos y anécdotas de la cultura popular, que van desde el policial negro, los clásicos del cine de Hollywood, una ópera, los comics o el sexo por Internet.



Famoso por sus largos discursos, tanto que lo han comparado con Fidel Castro por su prodigiosa capacidad para hablar horas y horas delante de azorados oyentes, Zizek estuvo en Argentina presentado por Josefina Ayerza y Eduardo Grüner en cuatro conferencias en la UBA, el MALBA y la Escuela de Orientación Lacaniana, en las que presentó algunas claves de su pensamiento. Al final de su estadía, accedió a hablar con La Voz del Interior y se expidió larga y amablemente sobre todos los temas consultados.

Javier Ferreyra: Llama la atención en algunos de sus últimos escritos la aparición de Lenin como una fuente para repensar problemas contemporáneos...

Slavoj Zizek: Es una pregunta un poco provocativa. Lo que me interesa particularmente en Lenin es que, frente a la gran crisis en la izquierda después de la Primera Guerra Mundial, fue capaz de ir a la teoría leyendo a Hegel y al mismo tiempo repensar toda la situación. Y me parece que eso es lo que tenemos que hacer ahora. La crisis de la izquierda es manifiesta, aunque proteste en los movimientos antiglobalización y haga ruido en las calles. La izquierda no representa en estos momentos una alternativa positiva. Además, creo que hay un grupo muy importante de la izquierda de la Europa occidental, intelectuales entre ellos, que verdaderamente no quiere cambiar las cosas, que en cierta manera disfrutan de una posición de crítica segura. Es decir, analizan la sociedad y describen comunidades alienadas y otros tópicos clásicos de la izquierda intelectual, pero no tienen una verdadera voluntad de intervenir políticamente. Y Lenin sí tenía esta voluntad.

J.F.: ¿En el sentido de reafirmar una voluntad democrática por medio de la crítica y de la práctica?

S. Z.: Creo que hoy en el mundo occidental la democracia es una especie de desgracia. Obviamente, no estoy en contra de la democracia, pero el problema es que debemos empezar a hacernos preguntas ingenuas, que son las que prefiero. Por ejemplo: ¿qué significa libertad?, ¿qué significa democracia? Porque estamos seguros de que vivimos en una democracia, pero ¿qué es lo que la gente realmente decide sobre eso? ¿Qué posibilidades de intervención tiene? Especialmente ahora, en esta época de globalización, nosotros realmente no decidimos sobre cuestiones cruciales. Muchas cosas importantes son impuestas por el FMI, por las multinacionales, por organismos de poder. Nadie, en ningún Estado, realmente decide sobre cuestiones trascendentes como éstas. Si la democracia significa que una mayoría de gente participa en los debates y decide sobre las cuestiones cruciales de las decisiones políticas, a través de las cuales una sociedad se desarrolla, entonces debemos llegar a la conclusión de que no tenemos democracia, de que no estamos viviendo en democracia.

J.F.: Su posición sobre la libertad es muy similar...

S. Z.: Es lo mismo con la libertad: usted es libre para elegir su orientación sexual, para elegir su ropa, etcétera, pero las posibilidades de decisión son muy limitadas. Veamos si no a Brasil actualmente, donde la nueva izquierda del presidente Lula estaba por realizar cambios radicales en las condiciones de vida de millones de personas, y hoy se encuentran con las estrictas presiones de instituciones financieras que le impiden realizarlos. Lo mismo en Argentina. Yo no soy un utópico que vive pensando en la revolución, pero sostengo que no estamos en condiciones de preguntarnos sobre estas preguntas fundamentales.

J.F.: En una época de cuestionamientos al psicoanálisis, usted rescata constantemente el pensamiento de Lacan. ¿Por qué?

S. Z.: Lacan es para mi básicamente un instrumento. Yo no soy psicoanalista, respeto mucho mi propia libertad, quiero ser libre de dar vueltas alrededor de un problema, y sería una pesadilla para mí estar obligado a psicoanalizar todo lo que me rodea. Pero a pesar de todo encuentro a la teoría y a los conceptos lacanianos extremadamente aplicables para analizar nuestra situación ideológica. Las cosas se han convertido hoy en una paradoja, porque por un lado hay una explosión de la permisividad, se puede ser homosexual, se puede ser promiscuo, a cada uno le está permitido hacer lo que quiere con la vida propia, dedicar la vida al placer que a cada uno se le ocurra. Pero el resultado no es el que se esperaría. La paradoja es: ¿cómo podrían la permisividad y la liberalización salir mal? ¿Por qué, mientras más liberalizados estamos, más y más nos sentimos bajo presión, mucho más que antes? El psicoanálisis lacaniano arroja una luz sobre éste y otros problemas. A diferencia de la influencia de Lacan en países latinos como Francia, Italia y la misma Argentina, en los que se lo usa para analizar temas más bien literarios y culturales, con mis amigos de Eslovenia lo usamos fundamentalmente para analizar y entender fenómenos políticos.

J.F.: Una noción de la que se ha ocupado últimamente es el tema de la virtualización de la realidad. ¿Qué significa esto?

S. Z.: Lo que trato de enfocar no es sólo el apasionante tópico de lo virtual y lo real. Lo que me interesa es lo que Gilles Deleuze llama "la realidad de lo virtual", en el sentido de que hay algo que en un sentido es virtual, es decir no es actual, y a pesar de todo tiene consecuencias reales, causas reales. Miremos la política actual, que funciona como el proverbial pecado de un matrimonio, en el que hay uno de ellos que es desdichado y sueña que algún día podrá abandonar a la mujer o al marido. Pero paradójicamente, mientras se sueña con esto, es algo que nunca se va a hacer, es sólo una posibilidad. La política de Occidente funciona de esta manera. Soñamos que podemos cambiar cosas, mejorarlas, pero es algo que nos sirve para protegernos y sobrevivir al hecho de que las cosas son así y no podemos cambiarlas. Entonces, a veces lo virtual funciona, posibilita aceptar las cosas tal como son. Esta paradoja me interesa de sobremanera. Es decir, no el tópico de moda sobre lo virtual, en el sentido de comunicación a través de e-mails, el sexo virtual, los cyber sex, este aspecto no me interesa demasiado. Es más la cuestión de la realidad de lo virtual. Por ejemplo la creencia: en uno de los casos de la vida cotidiana que a mi me gusta usar, un padre con un hijo pequeño "yo no creo en la Navidad, yo sólo pretendo hacerle creer esto a mi hijo". Y si se le pregunta al hijo, éste dirá que procura creer para no defraudar a su padre. En realidad, nadie cree realmente, pero la creencia funciona. Pienso que la gente hoy cree en la virtual verdad de otro. Paradojas como estas son centrales y muestran la manera en que la ideología funciona.

J.F.: ¿Cuál es el objetivo de la crítica a la ideología hoy?

S. Z.: La ideología opera hoy plenamente. Uno de los tópicos de moda desde la desintegración del socialismo, a fines de la década del ’80, es que la era de la ideología ha terminado, de que vivimos en una época postideológica, pragmática, en la que la economía es una cuestión de expertos, y desde ese momento no se cree más en las grandes ideologías. Creo que eso no es verdad. Los ’90 fueron los grandes años de la utopía liberal capitalista, eso que Francis Fukuyama conceptualizó con la fórmula de "el fin de la historia". Eso fue una ideología en la que la experiencia ideológica nunca se vive como ideológica en sí. Hay además un fuerte sentido simbólico en el 11 de septiembre, y es precisamente que marca el final de esta ingenua utopía liberal. Ahora sabemos que no hay tal fin de la historia, que no todo el mundo va a ingresar al canon de este mundo capitalista liberal y tolerante. Y a pesar de todo, la gente continúa sin aceptar que la ideología está aún operativa. Especialmente hoy las elecciones políticas están mediadas por la ideología, y son presentadas como elecciones debidas al sentido común o al conocimientos de expertos. Si se escucha a los economistas de hoy, pretenden hacernos creer que lo que ellos hacen es ciencia, como si la ciencia de la economía no tuviera nada que ver con la política sino con el movimiento de los mercados. Pero si esto se analiza de cerca, hay ciertas presuposiciones políticas, porque la economía nunca es simplemente pura economía. Y esto es de lo que debemos convencer a la gente: que la ideología funciona precisamente cuando es invisible, cuando uno no está atento.

J.F.:- ¿Por qué repite constantemente que "todo es política"?

S. Z.:- Concibo la noción de lo político en un sentido muy amplio. Algo que depende de un fundamento ideológico, de una elección, algo que no es simplemente la consecuencia de un instinto racional. En este sentido, sostengo que nuestras creencias privadas, en el modo en que nos comportamos sexualmente o en lo que sea, son políticas, porque es siempre el proceso de elecciones ideológicas y nunca es simplemente naturaleza. En este sentido diría que la cultura popular es eminentemente política, y me interesa justamente por eso. Si usted mira los grandes filmes de Hollywood, en un principio parecerían ser absolutamente apolíticos, pero en la trilogía Matrix está absolutamente claro que bajo la excusa de un entretenimiento se apunta a los más profundos temas políticos. Matrix es una especie de metáfora gigante de cómo estamos controlados por un anónimo poder. Estoy cada vez más interesando en la manera en que hasta el más ínfimo divertimento despliega un mensaje que es siempre utópico. El mensaje verdadero, por lo menos en cierta lectura marginal, es que sólo en condiciones de una inminente catástrofe se puede concebir una especie de nueva solidaridad, en la que todas las luchas son olvidadas y todos pugnan por ayudar al prójimo. El mensaje de todos estos filmes es muy perverso: nuestra sociedad está tan dispersa en la competencia que necesitamos una gran catástrofe para lograr imaginar una nueva forma de solidaridad y cooperación.

J.F.: Usted ha planteado cierto escepticismo frente a los estudios culturales, y prefiere oponer universalismo a multiculturalismo...

S. Z.: Por supuesto, estoy de acuerdo con las preocupaciones oficiales del multiculturalismo, estoy a favor de la tolerancia de toda cultura, de toda orientación sexual. Lo único que yo discuto es que, básicamente, esto no puede ser la coraza última de nuestra actividad política. En orden de plantear políticas multiculturales se debe encontrar un núcleo universal de normas y valores, como manera de respetarnos entre todos. No es que el universalismo sea opuesto al multiculturalismo, pienso que las prácticas exitosas de multiculturalismo presuponen un piso universal, es decir: ¿qué significa respetarnos entre todos? El otro punto, aún más importante, es que en el reconocimiento de las diferencias, en el punto máximo de la ética y de la política, el tema no es que debemos tolerarnos entre todos, sino que debemos oponernos, no físicamente por supuesto, sino con otra lógica. Eso que he definido como que "la verdadera medida del amor es que se puede agredir al otro". Este es mi punto de oposición con el clásico multiculturalismo de los ’90, que propone un respeto a la cultura del otro, sus bailes, su ropa, pero no en cosas trascendentes. Debemos reenfocar el problema sobre la opresión del poder económico y político, que es el verdadero terreno de las luchas.

J.F.: Toni Negri estuvo hace unas semanas en Buenos Aires, y sostuvo que Argentina fue una víctima del poder económico mundial. ¿Qué consideraciones le merece el poder destructivo del capitalismo en países como Argentina?

S. Z.: Yo en general estoy en desacuerdo con las posturas de Negri, pero en este nivel estoy totalmente de acuerdo. En desacuerdo, porque creo que no tiene razón cuando asegura que estamos asistiendo al declive del Estado-nación y entrando a una era de poder imperial global. Si se mira a los Estados Unidos, se percibe claramente que no se comporta como un imperio, sino que no es lo suficientemente imperial, que sigue realizando acciones guiadas por la lógica del Estado-nación. No creo que el capitalismo de hoy se esté moviendo en el sentido de constituir un poder imperial. El Estado, es cierto, se debilita día a día, pero en cuanto a los aparatos de seguridad para el control y la dominación, en este sentido se está volviendo cada vez más y más fuerte. En lo que estoy de acuerdo con Negri es cuando dice que lo que se hizo mal en Argentina no es una decisión de los argentinos. Al contrario, lo que se hizo mal en la Argentina en los años de Menem es justamente que se siguieron de cerca los predicados y exigencias del FMI. Pienso que el tema no es preguntarse lo que ustedes, los argentinos hicieron mal, sino qué es lo que estuvo mal en los círculos económicos extranjeros y el precio que ustedes están pagando. No es solamente su responsabilidad, porque más allá de las crisis históricas propias del país, todo este enigma sobre el que el mundo se pregunta, no es exclusiva culpa de ustedes. No deben hacer un autoanálisis y torturarse.

J.F.: Después del 11/09, parecen haber salido a la luz algunas secuelas del control sobre la vida...

S. Z.: Una cuestión importante es la que Giorgio Agamben analizó en Homo Sacer, en el sentido de que cada vez más y más gente está fuera del orden legal o jurídico. Los prisioneros afganos de Guantánamo son el mejor ejemplo: la vida no importa para nada. La lógica de los campos de concentración se está extendiendo cada vez más, y ya no sólo para prisioneros. La idea de sobrevivencia biológica de grupos empieza a parecer como parte de procesos políticos. Conectado con esto está el efecto de que nos estamos moviendo hacia un orden global en el que prima el estado de excepción como un orden normal de cosas. En esto soy relativamente pesimista. Hay cambios pequeños e imperceptibles en la política, pero tal vez por eso importantes, por ejemplo el hecho de que de pronto en Estados Unidos haya un debate público sobre el uso de la tortura. Hace 20 años esto era algo imposible de concebir, y es un signo ominoso de cómo los roles de la política, de la ética, de los valores van cambiando imperceptiblemente. Más que los grandes cambios, hay que observar los pequeños.

J.F.: Usted está cada vez más posicionado en una perspectiva fascinada con el cristianismo, en un mundo que ha perdido su sustancia...

S. Z.: Soy incondicionalmente ateo, pero lo que me interesa en el cristianismo es una cierta lógica de comunidad, la manera en que funciona una comunidad de creyentes. No es ni una comunidad de individuos ni una comunidad ética sustancial. Es una especie de comunidad totalmente distinta, emancipatoria, involucrada en una práctica de liberación. Lo que me interesa en la ética cristiana es la idea de una lógica del renacer a la fe, que significa que el cambio radical es posible, que no estamos predestinados por un poder oscuro que controla todo, que es posible empezar desde cero. Además, me interesa una idea que también se encuentra en el marxismo tardío: la de una fe universal que es accesible sólo desde una posición subjetiva. Y la cuestión de que el único terreno para ser devoto de Dios son las relaciones sociales, y ahí es donde se demuestra la verdadera creencia como concepción cristiana del amor. Esto está negado en muchas de las nuevas formas de espiritualidad contemporánea, esas formas egotísticas y new age de espiritualidad, del conocimiento interior, que son para mí un verdadero peligro.

J.F.: Sus escritos sobre la biogenética han desatado fuertes polémicas. ¿Qué quiere significar con las perspectivas radicales que abre la biogenética?

S. Z.: La gente reacciona contra esto por la simple cuestión de sentirse molesto o con miedo a nuestras nociones de libertad o dignidad, y entonces dicen que debemos limitarla. Esto es lo que dice la Iglesia, lo que dicen algunos círculos intelectuales europeos, como Jürgen Habermas. Pero pienso que nos debemos hacer preguntas más radicales. Los resultados de la investigación biogenética nos fuerzan a confrontar con preguntas fundamentales de nuestra condición humana: ¿somos libres?, ¿qué significa la libertad? Me gustaría conocer si somos libres, y la conclusión es que somos el resultado de algo determinado, no por nuestros genes, porque por supuesto este geneticismo primitivo es falso. Entonces mi idea es que la usual reacción contra la biogenética evita el verdadero problema, que es que debemos repensar muchas de las cuestiones relativas a la organización de nuestra vida ética. No es suficiente decir "no estoy de acuerdo" y no permitirlo, o controlarlo. Debemos preguntarnos preguntas más fundamentales y no actuar según esta actitud defensiva.

3.10.07

El gran guiñol de la especulación urbanística

Este Jueves a las 19:00 en Cambalache (C/Martinez Vigil) presentación
del espectáculo de marionetas y libro Catalina y los bosques de hormigón: Qué ruina de función
Entrevistamos a David y Ana Laura, creadores de Catalina.

“Todos los creadores, sean conscientes o no de ello, hacen política con su trabajo”

DIEGO DÍAZ

La especulación urbanística ha inspirado el espectáculo de títeres ‘Catalina y los bosques de hormigón. ¡Vaya locura de función!’ de la compañía asturiana La Vereda Teatro. Conversamos con Ana y David, creadores e intérpretes de este montaje cuyo texto va a ser editado por el colectivo ovetense Cambalache, con prólogo de Lolo Rico.

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UN TEATRO INFANTIL DIFERENTE. La Vereda Teatro conjuga en ‘Catalina’ un espectáculo familiar y comprometido. / laveredateatro.tk
LATADEZINC: ¿Cómo surge la idea de Catalina...?
ANA: Queríamos hacer un teatro más comprometido para niñas y niños. Barajamos diversos temas y sabíamos claramente que sería un espectáculo de títeres y de actores. Allí surge Catalina, el títere que construí en un taller con el maestro Paco del Águila. Cuando la tuvimos entre nosotros la idea se clarificó. Ella iba a ser la protagonista y la especulación urbanística, la trama de la historia. Las cosas no suceden por casualidad, nuestro conocimiento es de primera mano. Varios conflictos vecinales por políticas urbanísticas devastadoras en Asturias y en el Estado nos llevaron, casi sin darnos cuenta, a escribir Catalina. También creamos así La Vereda Teatro, una compañía con ansias de acercar un teatro diferente, audaz, comprometido.

LDZ.: Aunque es un espectáculo infantil tal vez las personas adultas lo comprendamos mejor...
DAVID: No creo en un teatro ‘infantil’ separado por una brecha del teatro para ‘adultos’. Me gusta más hablar de teatro familiar o para todos los públicos (aunque este último da lugar a equívocos con las conocidas clasificaciones morales). No se trata de comprender la obra mejor o peor; cada niño y niña que vea el espectáculo, en función de su edad, experiencias y capacidades, irá encontrando más y más significados a cada escena. Existe la creencia de que trabajar para niñas y niños consiste en hacerlo para estúpidos: todo tiene que estar muy gritado y ser comprendido en su integridad de una manera inmediata por parte del público. Yo tengo una opinión contraria a estos planteamientos. Sólo lo que no conocemos es lo que nos hace querer aprender más.

LDZ.: Os habéis atrevido nada más y nada menos que a escribir la obra en verso...
ANA: Fue una apuesta por demostrar que las cosas se pueden decir de muchas maneras, sin aburrir, sin discursos llenos de moralina. El verso nos permite jugar con la idea del absurdo, jugar con la rima, que es un lenguaje muy cercano a las niñas y niños. Los personajes de Catalina y los bosques de hormigón ya no podrían hablar de otra manera.

LDZ.: El tono del espectáculo es muy didáctico. Uno echa de menos que no le cuenten así las cosas en los medios de comunicación.
ANA: Sería muy bueno que nos contasen las cosas de otra manera, claro está, sobre todo si nos dijeran la verdad. Pero tengamos cuidado al definir el teatro como didáctico. Esto, sobre todo, suele pasar con el teatro infantil, ya que muchas veces se utiliza como medio para que niñas y niños aprendan determinados contenidos, educación vial, cepillarse los dientes... El teatro es didáctico en sí mismo. Si nos hace reflexionar, si nos emociona, su objetivo está cumplido.
DAVID: Los medios de comunicación, más bien las empresas de comunicación, no hablan el lenguaje de Catalina y los bosques de hormigón porque Catalina está comprometida con los problemas de la gente de a pie. Esos problemas, en no pocas ocasiones, como en la obra, están provocados por los dueños de esas empresas de comunicación o los que insertan publicidad en ellos. Por eso es necesario generar espacios de información, de ocio y de cultura que obedezcan a las necesidades de la gente, que no sean meros instrumentos de propaganda, voceros de un estado de cosas claramente injusto. Eso pretendemos con la Vereda Teatro.

LDZ.: La influencia de La Bola de Cristal está muy clara...
DAVID: Creo que La Bola de Cristal ha marcado, para bien, la niñez o la adolescencia de varias generaciones de españoles. Para nosotros es un orgullo que el libro de Catalina esté prologado por Lolo Rico, una mujer con un compromiso creativo insobornable, siempre defendiendo con su trabajo los intereses de la mayoría social y a la que tengo el gusto de conocer y llamar amiga desde hace bastantes años. La Bola de Cristal fue un programa puntero en muchos aspectos formales pero también ideológicos, y dentro de él destacaban los excelentes guiones de los electroduendes, escritos por Santiago Alba Rico. Releí parte de estos guiones, publicados por la editorial Virus, durante el tiempo que duró el proceso de creación de Catalina, y esto se nota en el resultado final. Viendo el gris panorama cultural actual y la televisión que nos toca sufrir, parece imposible que un programa tan crítico, tan corrosivo como lo fue La Bola se emitiera alguna vez.
Uno quiere pensar que en nuestro país todavía queda espacio para las expresiones culturales críticas, para el tipo de teatro que Ana, Laura y yo hacemos. Veremos cómo nos va con la gira de Catalina. Me considero, en muchos aspectos, un ‘hijo de La Bola’ y es una paternidad / maternidad de la que me siento muy orgulloso.

LDZ.: ¿Tenéis pensado seguir en esta línea de teatro político para niños?
DAVID: En primer lugar me gustaría aclarar que nuestro teatro es político en la misma medida que lo son la mayoría de los productos culturales destinados para los más pequeños. Desde las tiras cómicas de Tintín (valen todos pero Tintín en el país de los soviets es absolutamente genial) hasta las más modernas series de animación (‘recomiendo’ una visión de la serie de dibujos animados Bratz, que a mi me ha dejado especialmente traumatizado). La diferencia estriba en que, mientras muchos espectáculos y series destinadas a los niños y niñas únicamente sirven para reforzar los valores que hacen posible la pervivencia de un sistema claramente injusto, nosotros pretendemos hablar de otras cosas, de otros principios que entendemos beneficiosos para la mayoría. Así, mientras algunos se empeñan en reforzar el individualismo o la competitividad, nosotros hablamos, y hablaremos, de solidaridad y de objetivos comunes. Eso es para mí hacer política, no politiquería, y aspiro a seguir haciéndola. Todos los creadores, sean conscientes o no de ello, hacen política con su trabajo, el problema es ser honestos y decir claramente para qué y para quién trabajas.

17.9.07

Héctor Tuya al aparato


Por Diego Díaz

El siempre abracadabrante Héctor Tuya presentará mañana en la Plaza de la Catedral su nuevo proyecto musical (del que ya nos ofreció un pequeño avance en el certamen de CABARET). Aprovechamos la ocasión para hablar con Hector de la música y la vida. Desde la LATA os recomendamos a todos acudir a este concierto que promete ser de lo más interesante de San Mateo.


- Llevas unos años desaparecido de los escenarios asturianos, ¿a qué te has dedicado (musicalmente) desde la desaparición de Babylon Chat?

Pues he estado moviéndome un poco, tocando, fumando, riéndome,
muriéndome, resucitándome... ¡yo qué sé! El panorama musical es
un micromundo del que viene muy bien mantenerse al margen de vez en cuando para poder reconocerse en otras situaciones. He estado haciendo varios tipos de músicas distintas en Holanda y Canadá, sitios donde he desarrollado diferentes facetas artísticas de mí que ahora canalizaré en mi performance musical que combina varias disciplinas.

- Vuelves con letras cargadas de referencias locales, algo muy poco frecuente en un panorama como el del rock español, tan cargado de referencias anglosajonas...

Es una respuesta a estos dos añitos de pequeño exilio que te comentaba. Me molesta ver como los yankees y los ingleses llenan sus canciones y películas de referencias a su ciudad y nosotros nos "avergonzamos" de lo nuestro y nos apropiamos de una imaginería que nada tiene que ver con nosotros... ya sabes... ese prototipo de banda española que habla de Cadillacs y rutas 66 me dan ganas de llevarlos de excursión a algunos sitios en los que he estado para ver si así sale de suboca algo un poco más honesto. Vivimos en un sitio lleno de historias ...sólo hay abrir los ojos.

- Sueles reivindicar que lo comercial no tiene por qué estar reñido con la calidad, algo que contrasta con el malditismo de mucha gente que se dedica a la música...

El malditismo en España se basa en ser yonki, como todos sabemos, por
eso no me tomo en serio ni a España ni a los maldititos de lata (no es nada personal, eh queridos!) estos que hacen apología o usan la heroína como "gancho" comercial... ya es hora que desmitificar la heroína y eso, como casi todo, se hace probándola, por ejemplo.

- En los últimos años Oviedo se ha convertido en territorio casi cerrado para el rock. ¿Se te ocurre alguna solución?

Muchas cosas, claro... música en las calles, parques, tejados, una buena sala de conciertos, bandas mejores... hay mucho que decir sobre el asunto y creo que convendría dejar de demonizar a los mismos de siempre. En esta ciudad hay poco rock porque los músicos aún no nos hemos unido lo suficiente (o nos hemos unido demasiado quizás) para reclamar algo que debería suceder de manera natural. Hacen falta un par de festivales que cubran ese hueco de manera urgente.

- Te digo unos cuantos nombres y propios y tú me dices brevemente que te sugieren:
- Leonard Cohen

Coche de mi padre, Grecia, las primeras canciones que aprendí... Puedo cantar la mitad de su repertorio sin confundir una palabra!... Muy probablemente es el escritor de canciones más preciso que existe, pero es comprensible porque pasa años escogiendo la palabra perfecta...y chas!: dos flechas-tres dianas al centro del puto alma!

- Dylan

Está todo dicho...un género músical, Homero moderno, la reencarnación
de Shakespeare con las uñas sucias, la esfinge. El 70 por ciento de su material es genial y el resto, pura divinidad.

- Tom Waits

Un tipo al que quiero mucho.

- Silvio Rodríguez

La mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta... y mucho más que eso.

- Calamaro

Un muerto muy vivo.

- Gabinete Caligari

Me gustaron mucho durante un tiempo después de una noche con Jaime en la que acabamos cambiándonos los pañuelos y cantándonos canciones al oído! Me gusta porque es un fenómeno tan autóctono y exagerado que no deja de hacerme gracia.

- Mickey Rourke

El pelo grasiento con más estilo de la historia del cine.

- ¿Nos puedes adelantar algo del concierto de San Mateo?

Puedo adelantar que recientemente he tenido un accidente en el que me he roto algunos huesecillos y hecho algunos cortes nada recomendables si eres delgadito y tienes pocos litros de sangre. Estoy haciendo los ensayos desde la cama, con toda la banda metida en la habitación... es brutal... el camarote de los Hermanos Marx es poco decir!!... parece un teatrillo de guiñoles locos! El concierto va a ser una intervención quirúrgica complicada pero muy divertida. La historia de alguien que viene de mirar a los ojos a la muerte pero sigue bailando con una sola pierna.. Estaré escayolado y con los mejores músicos de Oviedo sobre el escenario! Va a ser divertido...
tengo unas cuantas sorpresas preparadas... una performance musical que no se parece a nada que yo haya visto antes en este país o en otros.

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