3.10.07

El gran guiñol de la especulación urbanística

Este Jueves a las 19:00 en Cambalache (C/Martinez Vigil) presentación
del espectáculo de marionetas y libro Catalina y los bosques de hormigón: Qué ruina de función
Entrevistamos a David y Ana Laura, creadores de Catalina.

“Todos los creadores, sean conscientes o no de ello, hacen política con su trabajo”

DIEGO DÍAZ

La especulación urbanística ha inspirado el espectáculo de títeres ‘Catalina y los bosques de hormigón. ¡Vaya locura de función!’ de la compañía asturiana La Vereda Teatro. Conversamos con Ana y David, creadores e intérpretes de este montaje cuyo texto va a ser editado por el colectivo ovetense Cambalache, con prólogo de Lolo Rico.

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UN TEATRO INFANTIL DIFERENTE. La Vereda Teatro conjuga en ‘Catalina’ un espectáculo familiar y comprometido. / laveredateatro.tk
LATADEZINC: ¿Cómo surge la idea de Catalina...?
ANA: Queríamos hacer un teatro más comprometido para niñas y niños. Barajamos diversos temas y sabíamos claramente que sería un espectáculo de títeres y de actores. Allí surge Catalina, el títere que construí en un taller con el maestro Paco del Águila. Cuando la tuvimos entre nosotros la idea se clarificó. Ella iba a ser la protagonista y la especulación urbanística, la trama de la historia. Las cosas no suceden por casualidad, nuestro conocimiento es de primera mano. Varios conflictos vecinales por políticas urbanísticas devastadoras en Asturias y en el Estado nos llevaron, casi sin darnos cuenta, a escribir Catalina. También creamos así La Vereda Teatro, una compañía con ansias de acercar un teatro diferente, audaz, comprometido.

LDZ.: Aunque es un espectáculo infantil tal vez las personas adultas lo comprendamos mejor...
DAVID: No creo en un teatro ‘infantil’ separado por una brecha del teatro para ‘adultos’. Me gusta más hablar de teatro familiar o para todos los públicos (aunque este último da lugar a equívocos con las conocidas clasificaciones morales). No se trata de comprender la obra mejor o peor; cada niño y niña que vea el espectáculo, en función de su edad, experiencias y capacidades, irá encontrando más y más significados a cada escena. Existe la creencia de que trabajar para niñas y niños consiste en hacerlo para estúpidos: todo tiene que estar muy gritado y ser comprendido en su integridad de una manera inmediata por parte del público. Yo tengo una opinión contraria a estos planteamientos. Sólo lo que no conocemos es lo que nos hace querer aprender más.

LDZ.: Os habéis atrevido nada más y nada menos que a escribir la obra en verso...
ANA: Fue una apuesta por demostrar que las cosas se pueden decir de muchas maneras, sin aburrir, sin discursos llenos de moralina. El verso nos permite jugar con la idea del absurdo, jugar con la rima, que es un lenguaje muy cercano a las niñas y niños. Los personajes de Catalina y los bosques de hormigón ya no podrían hablar de otra manera.

LDZ.: El tono del espectáculo es muy didáctico. Uno echa de menos que no le cuenten así las cosas en los medios de comunicación.
ANA: Sería muy bueno que nos contasen las cosas de otra manera, claro está, sobre todo si nos dijeran la verdad. Pero tengamos cuidado al definir el teatro como didáctico. Esto, sobre todo, suele pasar con el teatro infantil, ya que muchas veces se utiliza como medio para que niñas y niños aprendan determinados contenidos, educación vial, cepillarse los dientes... El teatro es didáctico en sí mismo. Si nos hace reflexionar, si nos emociona, su objetivo está cumplido.
DAVID: Los medios de comunicación, más bien las empresas de comunicación, no hablan el lenguaje de Catalina y los bosques de hormigón porque Catalina está comprometida con los problemas de la gente de a pie. Esos problemas, en no pocas ocasiones, como en la obra, están provocados por los dueños de esas empresas de comunicación o los que insertan publicidad en ellos. Por eso es necesario generar espacios de información, de ocio y de cultura que obedezcan a las necesidades de la gente, que no sean meros instrumentos de propaganda, voceros de un estado de cosas claramente injusto. Eso pretendemos con la Vereda Teatro.

LDZ.: La influencia de La Bola de Cristal está muy clara...
DAVID: Creo que La Bola de Cristal ha marcado, para bien, la niñez o la adolescencia de varias generaciones de españoles. Para nosotros es un orgullo que el libro de Catalina esté prologado por Lolo Rico, una mujer con un compromiso creativo insobornable, siempre defendiendo con su trabajo los intereses de la mayoría social y a la que tengo el gusto de conocer y llamar amiga desde hace bastantes años. La Bola de Cristal fue un programa puntero en muchos aspectos formales pero también ideológicos, y dentro de él destacaban los excelentes guiones de los electroduendes, escritos por Santiago Alba Rico. Releí parte de estos guiones, publicados por la editorial Virus, durante el tiempo que duró el proceso de creación de Catalina, y esto se nota en el resultado final. Viendo el gris panorama cultural actual y la televisión que nos toca sufrir, parece imposible que un programa tan crítico, tan corrosivo como lo fue La Bola se emitiera alguna vez.
Uno quiere pensar que en nuestro país todavía queda espacio para las expresiones culturales críticas, para el tipo de teatro que Ana, Laura y yo hacemos. Veremos cómo nos va con la gira de Catalina. Me considero, en muchos aspectos, un ‘hijo de La Bola’ y es una paternidad / maternidad de la que me siento muy orgulloso.

LDZ.: ¿Tenéis pensado seguir en esta línea de teatro político para niños?
DAVID: En primer lugar me gustaría aclarar que nuestro teatro es político en la misma medida que lo son la mayoría de los productos culturales destinados para los más pequeños. Desde las tiras cómicas de Tintín (valen todos pero Tintín en el país de los soviets es absolutamente genial) hasta las más modernas series de animación (‘recomiendo’ una visión de la serie de dibujos animados Bratz, que a mi me ha dejado especialmente traumatizado). La diferencia estriba en que, mientras muchos espectáculos y series destinadas a los niños y niñas únicamente sirven para reforzar los valores que hacen posible la pervivencia de un sistema claramente injusto, nosotros pretendemos hablar de otras cosas, de otros principios que entendemos beneficiosos para la mayoría. Así, mientras algunos se empeñan en reforzar el individualismo o la competitividad, nosotros hablamos, y hablaremos, de solidaridad y de objetivos comunes. Eso es para mí hacer política, no politiquería, y aspiro a seguir haciéndola. Todos los creadores, sean conscientes o no de ello, hacen política con su trabajo, el problema es ser honestos y decir claramente para qué y para quién trabajas.

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