9.3.07

Lenin, San Pablo y El Club de la lucha


El mundo según Zizek
por Diego Díaz


Lenin, San Pablo y “El Club de la Lucha”, pero también podríamos decir Marx, Lacan y “Matrix”, la coctelera del filósofo Slavoj Zizek no deja ni por un momento de agitarse y en ella van los más variados ingredientes, marxismo y psicoanálisis, alta teoría y cultura de masas, todo es aprovechable en el estimulante cocktail que nos propone este provocador intelectual esloveno cuya obra llega a España precedida por su enorme éxito en Francia, Argentina, Gran Bretaña y los EEUU.

El filósofo que vino del frío

Slavoj Zizek nació en 1949 en Eslovenia, en la antigua Yugoslavia. Quería ser director de cine, pero terminó siendo filósofo. En los últimos años del comunismo participó en los movimientos democráticos de oposición al régimen y en 1990 con las primeras elecciones libres fue candidato a la presidencia de la República Eslovena por una amplia coalición de izquierdas. Zizek bromea, ¿o no? (porque con este tipo nunca se sabe cuando habla en serio y cuando en broma) diciendo que lo único que le interesaba realmente del poder era convertirse en Ministro del Interior para controlar los servicios secretos, también añade que “El objetivo de mi actividad política fue muy limitado. Simplemente se trataba de impedir que Eslovenia se convirtiese en otro país como Croacia o Serbia, en los que un gran movimiento nacionalista hegemonizaba todo. En esto tuvimos éxito, Eslovenia es un país con un sentido del espacio mucho más disperso, y la tentación nacionalista se disipado”. Zizek quedó en quinto lugar, los eslovenos se lo han perdido, pero todos los demás lo hemos ganado, porque desde entonces no ha dejado de pensar, escribir y publicar.

En 1989 publica en una prestigiosa editorial londinense de izquierdas “El sublime objeto de la ideología”, que casi de forma instantánea va a convertirse en un clásico. En él Zizek muestra ya sus cartas, una demoledora crítica de la sociedad postmoderna que se apoya en Marx y en su idolatrado Jacques Lacan. Política y psicoanálisis, combinadas con todo tipo de referencias culturales, Wagner, Hitchcock, “Alien”, Althusser, el hundimiento del Titanic y los chistes judíos. A este seguirán otros títulos como “Porque no saben lo que hacen. El goce como factor político”, “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock” o “¿Quién dijo totalitarismo? Cinco intervenciones sobre el (mal) uso de una noción”, así como una incontable cantidad de artículos que conforman la obra de un autor tan prolífico como mordaz, original y polémico.


La filosofía en los tiempos de la Oveja Dolly

“No creo en la filosofía como una especie de trabajo interdisciplinario (...) Nosotros los filósofos estamos locos: tenemos una idea determinada y la afirmamos una y otra vez” Sin embargo Zizek también dice que el mundo actual nos obliga hoy a todos a convertirnos, en cierta medida, en filósofos al estar enfrentándonos cotidianamente con problemas éticos derivados del uso de las nuevas tecnologías (clonación, biogenética, inteligencia artificial,...), como él mismo dice “(...) quizás por primera vez en la historia de la humanidad, nos encontramos en una situación en la que lo que antes eran meros problemas filosóficos, ahora son problemas que atañen a todo el mundo, que todo el mundo discute por todas partes”. Películas de ciencia ficción de enorme éxito como “La isla”, “Yo robot”, “Olvídate de mí” o “Inteligencia Artificial” nos enfrentan constantemente a ese tipo de dilemas. Al contrario que otros autores, como por ejemplo Habermas, Zizek no cree que la solución pase por mutilar ese conocimiento y renunciar a tecnologías de las que disponemos por razones éticas o morales. Al contrario, considera que eso sería casi una reacción anti-ilustrada contra la ciencia, “Creo que esta solución simplemente no funciona, no sólo por la razón burda de que la gente lo hará de todos modos, sino porque una vez que sabemos que los genes pueden ser manipulados, no se puede deshacer este saber”.

Tolerancia, multiculturalismo y pensamientos bajos en calorías

Si algo pone enfermo a Zizek, y a la vez es uno de sus blancos favoritos, es todo el discurso liberal o políticamente correcto sobre el respeto, la tolerancia y el multiculturalismo. Teniendo en cuenta que además ha pasado largas estancias en Norteamérica, donde estas cuestiones están tan generalizadas, resulta comprensible su cabreo hacia este tipo de discursos “bienpensantes”: “(...) todo el sermoneo a favor de la tolerancia, el amor al prójimo y cosas por el estilo son al fin y al cabo estrategias para evitar el encuentro con el prójimo. Uno de mis ejemplos favoritos es el de fumar. (...) con la idea del fumador pasivo lo que importa es cómo son afectados los no fumadores. Creo que lo que está teniendo lugar es que hay otros que cuando fuman se lo están pasando bien de una manera demasiado intensa y auto-destructiva, y esto es insoportable. En este ejemplo tenemos en estado puro la figura del prójimo invasor que disfruta demasiado”. Esta observación le lleva a una conclusión bastante demoledora: “(...) la lógica final de la tolerancia y la lucha contra el acoso es <>: se trata de tener contacto contacto con otros, pero un contacto si contacto”.

En cuanto a la ideología del multiculturalismo, Zizek no la censura por tratarse de un acercamiento al “Otro”, sino más bien por lo contrario, por ser un falso acercamiento al “Otro”, un acercamiento selectivo cargado de reservas y de cinismo: “en el mercado encontramos toda una serie de productos desprovistos de su propiedad maligna: café sin cafeína, nata sin grasa, cerveza sin alcohol... Y la lista prosigue: por ejemplo, el sexo virtual en tanto que sexo sin sexo, o la doctrina de Colin Powel de la guerra sin bajas (de nuestra parte, por supuesto) en tanto que guerra sin guerra, (...) hasta llegar al multiculturalismo liberal y tolerante como una experiencia del Otro desprovista de su Otredad (el Otro idealizado que baila danzas fascinantes y tiene una aproximación holista y ecológica a la realidad, mientras que cosas como el maltrato de mujeres no están a la vista...)” En otras palabras, ¿hasta dónde están dispuestos a llegar los llamados multiculturalistas? ¿Lo suyo es verdadero multiculturalismo o solo otro producto bajo en calorías?

Contra el tabú de la violencia

Las clases media y alta norteamericana representan el paradigma de una existencia confortable y opulenta muy alejada de aquello que Zizek (siguiendo a Lacan) denomina “Lo Real”.: “creo que muchos fenómenos pueden interpretarse como intentos desesperados de recobrar cierto contacto con lo Real. Por ejemplo, un fenómeno que es típico de hoy es el llamado “cutter” (especialmente en los EEUU). Se trata sobre todo (aunque no exclusivamente) de mujeres jóvenes que tienen una increíble compulsión a cortarse – habitualmente con cuchillas-. (...) El hacerse cortes a uno mismo funciona como una estrategia terriblemente distorsionada para recobrar el contacto con lo Real. Cada vez más, si uno lee las entrevistas con estas desdichadas mujeres, la idea recurrente es: <>”

Esa intensidad de lo real, de lo físico y lo violento que rompe con una existencia semi-virtual dominada por el confort y el simulacro es lo que fascina tanto a Zizek en “El Club de la Lucha”, una de sus películas favoritas de los últimos años. Los alienados personajes de “El Club de la Lucha” recordemos recuperaban precisamente su condición de sujetos libres y autónomos a través de la violencia física, pegándose los unos a los otros sin importar quien gana o quien pierde, tan sólo lo hacían por el placer de darse de hostias y sentirse vivos. Precisamente la película de David Fincher basada en la novela de Chuck Palahniuk terminaba con las imágenes de un atentado que anticipaba lo que sería el posterior derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York. Y es que para Zizek los atentados del 11-S supusieron la violenta irrupción de lo Real en la sociedad norteamericana, tan acostumbrada a ver por televisión las desgracias que ellos mismos causan en lugares lejanos como Irak, Nicaragua o Palestina, pero nunca en su propia casa.

“Lo que necesitamos más es cierta violencia contra nosotros mismos. (...) creo que un cambio verdadero en la sociedad existente no ocurrirá en los términos de la tolerancia liberal. Explotará como una experiencia mucho más destructiva. Y esto es, creo yo, lo que hoy se necesita: ser consciente de que los cambios verdaderos son dolorosos”. Es decir que no sólo de internet y ciberespacio vive el hombre, y a medida que nuestra existencia se virtualiza, más necesitamos ese “chute” de lo que Zizek llama lo real. En cuanto a lo segundo, lo referido a la necesaria naturaleza violenta del cambio social, la idea viene de lejos, ya Marx había dicho aquello de que “la violencia es la comadrona de la historia”. Los libros están llenos de ejemplos.

Como vemos Zizek se atreve con un tema tan tabú hoy en día como el de la violencia. Sin embargo ¿no hay a veces una celebración un poco gratuita de la violencia por su parte? Cierta pose y provocación un poco forzada. Por ejemplo cuando defiende la pena de muerte, o más bien ataca las razones habituales de los críticos de la pena de muerte: “(...) el problema que yo veo con los que se proclaman en contra de ella es que implícitamente presuponen que no hay nada por lo que valga la pena morir. (...) Creo que hay cosas como el honor, la vergüenza, la libertad y otras por las que merece la pena morir”.


Globalización y capitalismo zen

Para él la globalización no trata de imponer ningún patrón cultural determinado, de americanizar o europeizar el planeta, sino que es un proceso fundamentalmente económico, que además es multinacional y multicultural: “El verdadero horror del capitalismo es que literalmente no tiene raíces”. En este mismo sentido considera que el capitalismo ha encontrado en el budismo y las religiones orientales la horma de su zapato, llegando a hablar de “capitalismo zen”. Por el contrario considera que el catolicismo y sobre todo el islamismo ofrecen una mayor resistencia a la globalización. Para el esloveno el islamismo político viene a ser algo así como el genio que se les escapó de la botella a los capitalistas. Usado para combatir al comunismo en los años de la guerra fría hoy se ha convertido en un gran agente desestabilizador de la globalización. Hasta ahora esa resistencia ha tenido un carácter reaccionario pero no excluye que en el futuro pueda dar lugar a algún tipo de radicalismo anti-capitalista.

Otro mito que Zizek quiere combatir es el de que vivimos en una “sociedad del riesgo”, algo que el niega, o mejor dicho matiza, vivimos en una sociedad del riesgo pasivo, es decir que constantemente nos estamos arriesgando, pero no por las decisiones que nosotros mismos tomamos acerca de nuestras vidas, sino de las que los amos del mundo toman por nosotros. Privatizaciones, despidos masivos, guerras, catástrofes ecológicas y un largo etcétera de situaciones imprevistas en las que podemos vernos envueltos sin que nadie nos haya pedido nuestra opinión.

Frente a lo que el considera la reacción nacionalista de cierta izquierda, sobre todo en Francia, defiende que lo que debemos es luchar por una globalización que camine en un sentido contrario: “(...) el modo en que hay que reaccionar ante la globalización es defendiéndola y pidiendo que sea más radical. A mi juicio, el problema con la presente globalización es que conlleva demasiada exclusión”.



Lenin y el regreso a la economía

Si en los últimos años la izquierda alternativa se ha caracterizado por ir sumando a la lucha de clases otras luchas emancipadoras, como la lucha por los derechos de las minorías culturales y sexuales, de las mujeres, por el medio ambiente y la paz..., Zizek rechaza que todas esas luchas puedan colocarse en un mismo plano de importancia que el conflicto de clase, y reafirma algo bastante clásico, la centralidad de la lucha entre trabajadores y capitalistas como eje central de una izquierda que realmente aspire a ser revolucionaria, y no una Tecera Vía al estilo de Tony Blair. Por otro lado Zizek admite la dificultad de articular el conflicto de clase en un momento en que los trabajadores se encuentran tan divididos entre empleados y desempleados, manuales e intelectuales, o entre Primer y Tercer Mundo.

Zizek es en política un marxista bastante clásico, aunque se exprese con un lenguaje postmoderno cargado de ironía. Por ejemplo siente una muy particular admiración por Lenin (al que encuentra un extraño parecido con San Pablo): “Admiro a la gente que está dispuesta a ponerse a hacer el trabajo sucio, y tal vez esto explica en parte mi fascinación por Lenin. (...)Rechazo los teoricismos radicales que en realidad llevan a la pasividad. Yo creo que tenemos que asumir el riesgo de ensuciarnos las manos. Lo que odio de estos académicos liberales <>, seudo izquierdistas, es que hacen lo que hacen con el pleno conocimiento de que otro hará el trabajo por ellos. (...) esto llega al absurdo en el caso de muchos de mis amigos americanos que se creen de izquierdas, anti capitalistas y demás, pero también juegan en bolsa – así que secretamente cuentan con que las cosas funcionen, con que las bolsas y las acciones vayan bien, etc.-”

Slavoj Zizek: ¿genio o cantamañanas?


La moda Zizek llega a España con considerable retraso, precedida por el prestigio académico e intelectual obtenido en Francia y en el mundo anglosajón. En todo caso si en algún lugar podemos hablar propiamente de “fiebre Zizek” ese sitio es Argentina. El país de Maradona, el tango y el psicoanálisis se ha rendido a Zizek, y Zizek se ha rendido a él. Más allá de los círculos intelectuales, Zizek ha dado nombre a las llamadas “fiestas Zizek”, donde DJ´s pinchan música electrónica mientras se proyectan visuales, también el filósofo ha saltado de los suplementos culturales a las páginas de la prensa rosa argentina tras su matrimonio con la bella y joven ex modelo Analía Hounie (ex del cantante Andrés Calamaro e inspiración de la canción “Flaca”), colaboradora y discípula del filósofo a la que conoció mientras impartía uno de sus seminarios en Buenos Aires.

Sin duda Zizek es un gran pensador, además de un tipo muy divertido que probablemente sea un compañero perfecto para irse de copas, sin embargo, ¿no cae muy a menudo en cierto gusto por la provocación demasiado gratuito? Por ejemplo cuando se lanza a defender la pena de muerte o se define como un filósofo estalinista “ (...) vivo en este universo de metáforas estalinistas. Estoy totamente obsesionado”. Travesuras intelectuales de un pensador que es a la vez uno de los grandes críticos de la postmodernidad, así como también uno de los más postmodernos del barrio.





The Pervert's Guide To Cinema
Zizek en castellano

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pueden echar, si les apetece, un vistacillo a esto:

http://nonsolascripta.blogspot.com

Algunas cosillas de historia, de pensamiento, y más. ¡Gracias!