26.6.10
Oviedo, capital cultural, ¿sin la Fábrica de Gas?
x Carmen González, artista plástica e integrante del Foro de Urbanismo Crítico. La Nueva España, 22/Junio/2010.
Este mes se inauguró en Bilbao el Centro Cultural Alhóndiga, unos antiguos almacenes de aceites y vinos se reinventaban, tras décadas cerrados, como salas de exposiciones, de cine, auditorio, piscinas, mediateca, gimnasio. Una formidable instalación que suponemos no sólo hará la vida más agradable a los vecinas y vecinas de la capital vizcaína, sino que será en el futuro un potente recurso para la promoción turística de una ciudad cada vez más insertada en la primera división de los circuitos culturales europeos. El contraste entre el acierto de los políticos bilbaínos (la Alhóndiga ha sido apoyada por todos los grupos políticos sin excepción, desde el PP al PNV, pasando por IU y PSOE) contrasta con el despropósito de nuestros gobernantes locales y regionales. A Alberto Mortera, concejal de Urbanismo, al que hasta hace poco el gasómetro le parecía poco más que un conjunto de hierros oxidados que dificultaban la visión de la Catedral, aparece ahora repentinamente entusiasmado con la idea de rellenarlo de oficinas y viviendas. Del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, y de la consejera de Cultura del Principado sólo sabemos que no sabemos nada. Mientras tanto la empresa propietaria de un conjunto arquitectónico excepcional, Hidroeléctrica del Cantábrico, hace cuentas pensando en la cantidad de dinero que piensa embolsarse especulando con esos terrenos, que podrían ser con su patrocinio, un magnífico centro cultural, situado en el corazón histórico de Oviedo. Algo así como La Casa Encendida o El Matadero de Madrid. Un espacio para las artes plásticas, para el cine, para el teatro, para el encuentro de la gente. Nos preguntamos si el director de su Fundación, o alguno de los consejeros de ésta, un ex presidente de Asturias, un ex rector de la Universidad de Oviedo, están informados de que en Lisboa, Eléctrica de Portugal sí conserva su patrimonio, como es el caso de la Central del Tajo, reconvertida ahora en un bellísimo museo de la Electricidad.
La pregunta es bien sencilla, ¿tiene sentido postularse para la capitalidad europea de la cultura, y al mismo tiempo renunciar al aprovechamiento cultural de uno de los espacios más interesantes de la ciudad? Desde nuestro punto de vista, no. A veces se nos hace muy cuesta arriba vivir en una ciudad en la que tengamos que luchar, incluso por cosas tan evidentes.
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