Dos de las obras que mejor ejemplifican la ambición de Nicolas Provost de hacer poesía con la memoria colectiva y su gran maestría en el montaje son Papillon d’Amour (2003) y Gravity (2007), dos metrajes encontrados de gran intensidad y belleza en las que logra encontrar y plasmar la magia audiovisual tan buscada por él.
El programa
Metropolis de la 2 le ha dedicado recientemente un monográfico
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